martes, 27 de julio de 2010

MARCO TEORICO - MICRO

MICRO

Desde hace algunos años, el psicólogo ha tomado su espacio en nuestra sociedad y sin duda alguna en nuestra provincia de Tungurahua - Ambato y ya no es algo tan raro usar de sus servicios. No obstante lo anterior, hay una serie de ideas bastante extendidas como las que siguen:

- Si una persona va al psicólogo es porque "ha perdido la cabeza",

- porque se "ha rendido ante sus problemas, es débil y digno de compasión".

Ideas, en fin, no demasiado positivas que producen un estigma social percibido

Las personas acuden al psicólogo en general por situaciones cotiadinas y casi siempre especificas por ejemplo:

Si existe un malestar persistente y que influye en uno o en varios de sus ámbitos vitales (familia, trabajo, ocio, pareja...) al que usted o ha evitado hacer frente o bien lo ha intentado sin conseguir los resultados deseados. Específicamente:

- Tristeza, depresión, desánimo, frecuentes ganas de llorar, desesperanza, desinterés por actividades que antes le eran muy placenteras, sentirse menospreciado, sentir que uno no es bueno en nada de lo que hace, discusiones con sus seres queridos, incomprensión...

Si realiza conductas no deseadas o tiene pensamientos que interfieren con su vida cotidiana y no sabe por qué se han instalado en su repertorio, y desearía quitarlos de en medio. Más específicamente:

- Problemas de irritabilidad, sensación de que se aproxima un desastre y no poder hacer nada para evitarlo, problemas de apetito o de sueño, miedos (a perder el control, a morir, a "volverse loco"), falta de control en el uso sustancias alteradoras de la conciencia, drogas, "manías" que han llegado a ser más preocupantes que tranquilizadoras, escuchar conversaciones o voces que nadie más puede oír, no poderse quitar de la cabeza una situación o un sentimiento, tener ideas extrañas que interfieren en su pensamiento o comportamiento...

Si siente que sus cualidades emocionales, intelectuales o sensuales han perdido intensidad y no encuentra un motivo aparente para ello; más específicamente:

- Falta de concentración, de memoria, de agilidad mental, no sentir como "auténticas" ciertas situaciones en las que se emocionaba con facilidad, retraimiento social, inseguridad, dificultad para tomar decisiones, hartazgo de todo...

Repasando estas claves creo que es cierta la afirmación que da título a este rincón. Ahora bien, esto no quiere decir que quien acude a un psicólogo deba dejarse hacer, como quien va a un médico para que le recete algo contra el dolor de cabeza. La palabra "paciente" quizá no sería la más acertada para iniciar una relación terapéutica productiva.

Por desgracia, debido a los motivos anotados antes, muchas personas que acuden al psicólogo en busca de ayuda, lo hacen cuando el problema se ha generalizado tanto que la terapia es mucho más complicada que si se hubiera iniciado antes. Esto es debido a que la mayoría de los trastornos son producidos por dos causas;

- la principal y,

- una mala estrategia para atajar el problema principal.

El psicólogo no posee el secreto de la vida eterna ni guarda bajo su bata la piedra filosofal... No cura, facilita el cambio de una persona desde una posición actual a una posición deseada.

EJERCICIO PROFESIONAL

Valores y actitudes

Capaz de prestar su servicio con sensibilidad y ética que se caracteriza por tener:
• Un profundo conocimiento de los procesos psicológicos, biológicos, sociales y culturales que engloban el comportamiento humano.

• Capacidad empática; habilidades sociales, de negociación y pedagógicas.

• Capacidad para analizar, organizar, planificar, tomar decisiones e intervenir en el ámbito clínico y organizacional.

• Habilidad para realizar entrevistas y obtener colaboración e información.

• Capacidad para trabajar en equipo y coordinar grupos de terapia o grupos de trabajo.

• Competencia para desarrollar programas de investigación que permitan avanzar el conocimiento de la psicología.

• Habilidad para mantenerse informado y buscar actualizarse constantemente.

VALORES

RESPONSABILIDAD:

Significa el asumir los compromisos adquiridos con uno mismo, con los demás, con la sociedad en general y con la profesión, así como el reconocer las consecuencias de nuestros actos y acciones; dando lo mejor de nosotros mismos para proporcionar la ayuda solicitada y cumplir con las tareas propias de la profesión (con: puntualidad, calidad, eficiencia y efectividad) promoviendo siempre la salud y el desarrollo integral de las personas.

CONFIDENCIALIDAD:

El Psicólogo y la psicóloga deben ser discretos, guardando y protegiendo la información que obtienen en sus relaciones profesionales, con el objeto de salvaguardar la integridad de la persona y la confianza depositada por el usuario. Si el Psicólogo o la Psicóloga requieren presentar sus experiencias con fines legales, académicos, terapéuticos o de difusión de hallazgos, deben mantener el anonimato de sus consultantes u obtener la autorización explícita de los mismos.

CAPACIDAD PROFESIONAL:

El Psicólogo y la psicóloga cuentan con preparación académica, actualización constante, experiencia profesional, actitudes, habilidades y destrezas necesarias para prestar los servicios que ofrecen y para reconocer por medio de sus capacidades de autoconocimiento y autocrítica sus alcances, limitaciones y áreas de competencia en su actividad profesional.
Mantendrán una relación honesta con cada usuario, sujeta a las restricciones profesionales razonables; no engañarán a sus pacientes ni a sus familias, ni incurrirán en ningún tipo de fraude, engaño o coerción.

HONESTIDAD:

Se entiende como la capacidad para desempeñar y/o dar a conocer con veracidad los resultados obtenidos, buscar su objetividad y ser claros en las metas pretendidas. El Psicólogo y la Psicóloga son sinceros y congruentes, sin anteponer intereses personales en su quehacer profesional y tomando en cuenta las normas establecidas para esta profesión.

RESPETO:

Entendido como la capacidad de reconocer, comprender y tolerar las diferencias individuales, sociales y culturales, evitando imponer las propias; así como promover y proteger el principio de la dignidad humana y los derechos universales del hombre, encaminados al bien común, a través de la escucha y la empatía que nos permiten aceptarnos a nosotros mismos y a los demás.

COMPETENCIA:

El mantenimiento de altos niveles de competencia es una responsabilidad que comparten todos los psicólogos en el interés del público y de la profesión en general. Los psicólogos reconocen los linderos de su competencia y las limitaciones de sus técnicas. Únicamente proporcionan servicios y sólo usan técnicas para las cuales están capacitados debido a su adiestramiento y experiencia. En aquellos campos en que aún no existen normas reconocidas, los psicólogos toman las precauciones necesarias para proteger el bienestar de sus clientes. Se mantienen al corriente de la información científica y profesional actual en relación con los servicios que prestan.

ACTITUDES

Las actitudes, desde un punto de vista psicológico, se expresan y se hacen tangibles a nuestros sentidos en tres dimensiones: a nivel conductual, a nivel ideativo y a nivel emocional.

A nivel conductual una actitud se expresa cuando vemos, por ejemplo, una cajera comportándose amablemente con un cliente. Pero esta amabilidad también tiene su expresión a nivel ideativo, que es el pensamiento que en ese momento la cajera tiene cuando se dice a sí misma"…es importante que seas amable con esta persona…"

La amabilidad como actitud se expresa también a nivel emocional. Las actitudes constituyen una guía conductual, sintetizada, que resume la manera de comportarnos en una situación determinada. Nos permiten tratar con la realidad y reducir la incertidumbre que nos separa de ella. Por tanto, si hay algo aferrado a nuestro ser son nuestras actitudes, conocerlas resulta esencial en todo camino de mejora personal y profesional.

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